martes, 3 de agosto de 2010

EL BUFALO DE AGUA


El BÚFALO CAFRE o BÚFALO AFRICANO es el más recio, poderoso y salvaje de todos los bovinos africanos. Tiene la cabeza relativamente pequeña y bien formada; el cuello es un tanto grueso, largo y robusto; el cuerpo aparece ligeramente levantado en la cerviz y recto o algo hundido a lo largo del dorso, y la cola, larga y delgada, termina en un poblado mechón que corresponde a la mitad de su longitud. Los cuernos se orientan primero hacia los lados y atrás, luego hacia arriba y por último nuevamente hacia atrás, con las puntas en forma de garfio; su superficie es muy irregular, y en los machos más viejos se ensanchan extraordinariamente en la base hasta cubrir toda la frente, quedando entre ambos una pequeña separación.
El pelaje, como ya se ha dicho, es escaso, excepto sobre las orejas y en la punta de la cola. Muchas partes del cuerpo aparecen completamente desnudas. Por lo tanto, el color del animal no está determinado por los pelos, que son negros y con la punta algo más clara, sino por la misma piel, que es de un ostensible tono gris pardo oscuro.
El área de dispersión del búfalo cafre es bastante extensa, pero muy fragmentada. A partir del sur del Sahara, se extiende desde el Senegal al Sudán y hasta Abisinia, esto es, toda la parte central del continente negro.
Estos rumiantes prefieren la llanura a la montaña, y se establecen casi siempre en zonas en las que abunde el agua, ya que no pueden prescindir de ella en absoluto; no obstante, en casos extremos se conforman también con fango.
El búfalo cafre es sociable por naturaleza; en los lugares donde es más perseguido por el hombre vive en rebaños de unos treinta individuos, pero allí donde se siente más seguro suele formarlos mucho más numerosos.
Los becerros nacen en distintos meses del año, puesto que la época del celo no corresponde a una determinada estación para todos estos bovinos, debido a que su área de dispersión, como ya hemos dicho, es vastísima y las condiciones climáticas muy diversas.
Ese búfalo pasa las horas más cálidas de la jornada durmiendo y rumiando en cualquier charco fangoso o en cualquier pantano, del que sale cubierto por una costra sucia y dura. A falta de estos lugares, elige un paraje sombrío del bosque, un matorral muy espeso o una garganta profunda. Es un animal que parece como poseído por un constante mal humor; su carácter es sombrío, tozudo y malvado; casi siempre mantiene su ancha y maciza cabeza en posición de ataque; los ojos, grandes, de color negro azulado, brillan salvajemente bajo los poderosos cuernos, de tal modo que estos bovinos parecen la imagen viviente de la más desenfrenada violencia.
Cuando es herido mortalmente el búfalo se deja caer poco a poco a tierra, alarga la cabeza y emite un especialísimo y breve mugido; los cazadores expertos no se aproximan nunca a la presa sin antes haber oído este singular grito de muerte. Pero el hombre no es el único enemigo del búfalo. También el león le ataca y a veces consigue matarlo; muchos cazadores han encontrado búfalos que tenían sobre el cuello y la espalda cicatrices de heridas profundas, como resultado de su encuentro con leones. Estos búfalos que han sido atacados por los grandes felinos son siempre irritables y fieros.

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